Elizabeth Bugie Gregory fue una bioquímica estadounidense, que identificó el primer antibiótico efectivo contra la tuberculosis.  

Nació en 1920. Aunque su padre solo tenía estudios secundarios, impulsó todo lo que pudo la educación de su hija.  Elizabeth estudió microbiología en el New Jersey College for Women (actualmente Douglass Residential College)  e hizo una maestría en la Universidad de Rutgers (New Jersey),  donde trabajó con  el bioquímico y microbiólogo Selman Abraham Waksman, premiado  en 1952 con  el premio Nobel en Fisiología o Medicina.

Allí desarrolló varias sustancias antimicrobianas y preparó una tesis sobre cómo optimizar la producción de flavicina y chaetominde, que tituló Producción de sustancias antibióticas por Aspergillus flavus y Chaetomium cochliodes.

Descubrimiento de la estreptomicina

A partir de ese momento, su actividad profesional se centró en buscar antimicrobianos para proteger las plantas de la enfermedad del olmo holandés.

Cuando tenía 24 años, Waksman, su alumno de doctorado Albert Schatz y ella identificaron la estreptomicina, el primer antibiótico efectivo contra la tuberculosis (la mycobacterium tuberculosis),   que tantas vidas ha salvado y tantos contagios ha evitado.  En la década de 1940 la tuberculosis era una de las principales causas de muerte en todo el mundo y en siglos anteriores fue mucho más mortífera.  Elizabeth desempeñó un papel clave en la investigación. Su responsabilidad principal fue  confirmar de forma independiente los resultados.  Schatz afirmó que Waksman le asignó esa actividad por su talento y conocimientos.

0,2% de los derechos de la patente

En el artículo científico donde explicaron el descubrimiento del antibiótico, publicado en 1944, su nombre aparece junto al de su dos compañeros, pero en el de la patente, no. Le argumentaron que no era importante que su nombre estuviera en la patente de la estreptomicina,  porque “algún día se casaría y se dedicaría a su familia.  Selman Waksman obtuvo el Premio Nobel  y se llevó el reconocimiento, la fama y buena parte del dinero.   Elizabeth consiguió  el 0,2% de los derechos de la patente, frente al 10 % de Waksman y el  3 % de Schatz,  a pesar de que Waksman había afirmado que Elizabeth se había involucrado y contribuido más que Schatz en el descubrimiento.

Posteriormente, investigó sobre la micromonosporina, una glicoproteína pigmentada activa contra las bacterias grampositivas.  Más tarde, entró en la empresa  Merck & Co., donde investigó sobre el ácido pirazinoico y la penicilina, como antibióticos contra la mycobacterium tuberculosis.

A los  30 años, en 1950, se casó   con otro microbiólogo, Francis Joseph Gregory, quien también había trabajado en el laboratorio de Waksman. Tras casarse, dejó su trabajo para dedicarse a criar a sus hijos y cuidar a su familia.  Cuando ya no la necesitaron,  regresó a la universidad y estudió Biblioteconomía.   Su hija Eileen Gregory es microbióloga en el Rollins College, una universidad de Florida. Sobre su madre,  ha explicado  “era una mujer en un campo de hombres y estaba muy presionada”.

Murió en 2001. Tenía 80 años.

Más información, en WikipediaMujeres con ciencia, Scientist Foundation