“En la soledad se halla lo que muchas veces se pierde en la conversación”

 

Alcaraz es hoy un pueblo de sierra en Albacete con 1.500 habitantes. Monumental, tranquilo, dorado…, con una historia riquísima que empieza en el neolítico, cuna del arquitecto renacentista Andrés de Vandelvira y del conquistador de Guatemala Martín Alfonso de la Tovilla, y lugar donde están enterrados los bandoleros El Pernales y El Niño del Arahal. En la plaza mayor, renacentista, se abrazan y se enfrentan las torres de La Trinidad y del Tardón. Por aquí jugaba Oliva, nacida en esta villa en 1562.

 

Luisa Oliva Sabuco de Nantes Barrera

A los 18 años se casó y antes de los 25 escribió -en su pueblo y lejos de los grandes centros de estudio y sociales- un tratado de filosofía y medicina muy aplaudido La Nueva Filosofía de la naturaleza del hombre, no conocida ni alcanzada de los grandes filósofos antiguos, la cual mejora la vida y salud humana, viviendo.

Oliva dedica la obra al rey Felipe II y explica que trata “Del conocimiento de sí mismo y de la doctrina para conocerse y entenderse el hombre a sí mismo y a su naturaleza, y para saber las causas naturales, porque vive y porque muere o enferma”.

Joven ¿y tan culta?

Algunos estudiosos han opinado que una obra tan compleja y erudita no podía haber sido creada por una mujer y además de 25 años.

Como era habitual en su época, su educación se realizó en el hogar y no accedió a la universidad, aunque es posible que de niña estudiara con las madres dominicas. Pero Oliva probablemente conoció a los clásicos, y leyó a Erasmo y Luis Vives. Además, en Alcaraz, que en aquel tiempo era una villa mucho más importante que hoy, vivía el humanista Pedro Simón Abril, preceptor de gramática y retórica. Y ¿por qué no? Oliva pudo asistir a sus tertulias y pudo aprender también medicina, botánica y ciencias naturales de la mano de su padre, que era boticario. Por otra parte, su padrino, el doctor Alonso de Heredia también pudo participar en su formación, así como su hermano mayor, que había ido a la universidad para ser también boticario.  Unas posibilidades de aprender, que Oliva aprovechó y supo utilizar.

La Nueva Filosofía...

La obra se publicó en 1587 y un año después ya se reimprimió. Es un coloquio entre tres pastores sobre temas médicos, filosóficos, agrarios, astronómicos y políticos, escrito con un criterio lógico y  una mente inteligente, innovadora e independiente.

¿Innovaciones? Muchas. Defiende que, para comprender y juzgar la valía de una persona, hay que centrarse en sus actos y no en su linaje. Se detiene en la búsqueda de la felicidad y el cuidado de la salud basados en la conversación, el disfrute de la música y la naturaleza, la higiene, y el control y armonía de las pasiones y emociones. Defiende que el origen de lo que conocemos hoy por depresión (ella lo llamaba la pena negra) está en la cabeza y no en el corazón.

Explica la importancia del autoconocimiento, para entender las causas naturales de la enfermedad y evitar una posible muerte violenta. Argumenta que existe una estrecha conexión entre mente y cuerpo, de forma que un malestar psíquico puede originar uno físico, incluyendo una posible enfermedad y la muerte. Afirma que el ser humano no es siempre uno ni siempre el mismo, durante toda su vida.

Aunque en su tiempo ya se conocía la circulación de la sangre, la completó describiendo mejor la circulación menor. Propone un tratamiento para la peste. Oliva pensaba que el contagio se producía a través del aire, por lo que propone quemar plantas aromáticas, como el romero, el enebro y la salvia para purificar el aire y llenarlo de buenos olores. Defiende las bondades de lo que hoy conocemos por aromaterapia. Explica la localización del alma en el cerebro…

Fue tan moderna y lúcida en muchas de sus afirmaciones, que algunos de los conceptos que propuso superaron a los de autores de tanto prestigio como Descartes.

Copiada, negada y olvidada

Oliva fue conocida y elogiada en su época.   Lope de Vega, en su libro Representación moral del viaje del alma, la llamó la Musa Décima .

Su obra llegó al resto de Europa y a América. Y fue muy leída. Algunas de sus ideas fueron “escandalosamente copiadas y pirateadas”, entre otros por reconocidos médicos ingleses. La historia ha atribuido a otros ideas y argumentos suyos. Y no solo eso. Siglos después se llegó a negar su talento y después se la olvidó.

Por otra parte, su padre, el bachiller Miguel Sabuco, con quien Oliva estaba en pleitos por la cuantía de su dote, reclamó al final de su vida la autoría del libro. En su testamento afirma que puso por autora a su hija «solo por darle el nombre e la honra», reservando el fruto y provecho que resultare de los dichos libros para sí, y mandando a su hija no se entrometa en el dicho privilegio «so pena de maldición».

Todavía hoy algunos cuestionan si fue Oliva quien de verdad lo escribió.

En 2016 José María Merino publicó Musa Décima, una novela editada por Alfaguara donde narra, utilizando historia, realidad y ficción, la biografía de Oliva.