El restaurante Martinete se encuentra en la Plaza del Marqués de Salamanca 9, de Madrid. Es una especie de bistró, con el que me he quedado gratamente sorprendida porque los platos están muy bien, a un precio más que aceptable para ser un restaurante en esta zona y de estas características.

Martinete por fuera te recuerda a la etiqueta de Martini, predomina el color rojo, aunque no sé si tendrá algo que ver. Por dentro la decoración es moderna y versátil, con un toque natural e industrial, que hace que te sientas verdaderamente cómodo durante la velada.

En verano se puede disfrutar de una terraza acristalada, decorada muy buen gusto, en la misma calle Ortega y Gasset.

La comida nos sorprendió porque es una mezcla entre los sabores de siempre con un cierto toque diferenciado.

Para compartir pedimos arroz salvaje con crujiente de pato, realmente delicioso, y pulpo a la parrilla martinete, que es un plato muy original y muy sabroso.

Como plato principal dos elegimos chipirones salteados con ajetes tiernos y crujiente de parmesano, nos pareció un plato nada pesado y realmente bueno. El Rodaballo a la bilbaína con alcachofas estaba riquísimo y tataki de atún rojo con crema de ají amarillo, también excepcional.

De postre compartimos dos postres riquísimos el lingote de chocolate con avellanas y tofe, buenísimo para los que nos gusta el chocolate, y la camarera nos recomendó tiramisú que no es un postre que me encante, pero que también me gustó mucho.

El precio medio con vino tipo Protos y con un par de Martinis al principio fue de 35 euros, nada caro para la calidad. El servicio es profesional y te atienden con diligencia y amabilidad. Todo, entorno, calidez del lugar y servicio, nos hicieron la cena muy agradable.

Durante el día tiene clientes más variopintos, y va gente más joven, sobre todo a tomar el aperitivo, y por la noche la media de edad está en torno a los 50 años, es decir, en torno a nuestra edad.

La cena la puedes finalizar con un coctel sentado en sus cómodas mesas y sillones de una parte del restaurante. Nosotros no tomamos ningún coctel allí, sino que luego nos fuimos a cantar y bailar a un karaoke.