Hace tiempo el directivo de una gran empresa me confió lo siguiente “Me ha costado tres divorcios darme cuenta de que cuando una mujer te comenta un problema no quiere que le des una solución, sino que la escuches”. Y pensé “aunque le haya costado tanto tiempo llegar a esa conclusión, por lo menos ha llegado; otros no se dan cuenta nunca”.

 

El ser humano y sobre todo la mujer, cuando tiene un problema o le preocupa algo, necesita hablarlo y comentarlo, porque compartirlo ayuda muchísimo. Nos vaciamos con quien nos sepa escuchar con atención y empatía. Y digo atención, porque a veces nos damos cuenta de que, aunque parezca que sí, realmente no nos están escuchando. Esa es una de las razones, entre otras, por la que muchas de nosotras, después de hablar con nuestras madres, nos sentimos profundamente liberadas (aunque no siempre entendidas). Las madres saben escuchar atentamente. La charla a veces es animada y empática, y otras nos  lleva a refunfuñar o a discutir acaloradamente. Lo normal entre madres e hijas.

unnamed-8En esa misma escucha activa nos gusta que nos sugieran y ayuden  a encontrar una solución, pero no que nos den “su” solución ni “la” solución, como si de un problema matemático se tratara. Esto es la que buscamos en nuestros maridos, parejas, jefes, amigos… lo que agradecemos y lo que de verdad nos ayuda.

Con esa actitud conseguimos llegar a nuestra propia solución, que es la que realmente nos vale; la que vamos a adoptar.  Por otra parte, el que ofrece “la solución” se está situando en un plano de superioridad intelectual, que a la mujer le hace poca o ninguna gracia. A mí desde luego, no me gusta nada, venga de quien venga.

 

Además las mujeres no queremos encontrar una solución, sino “la mejor solución”. Tenemos en cuenta un montón de parámetros y consideraciones,  como nos pasa con casi todo lo que hacemos en la vida; en ese intento de cuadrar y organizar todo lo que nos rodea, dando en cada actividad lo mejor de nosotras mismas y poniendo el mayor esfuerzo del que somos capaces.

 

Incluso cuando a veces, y solo a veces, la solución a la que nosotras llegamos sea esa solución sencilla que vosotros nos habrías dado en un pis pas, dejad que seamos nosotras las que lleguemos y alcancemos la solución. Que no nos tenga que costar un divorcio, un cambio de empleo, ni muchas discusiones. Que aprendáis esto: No, que no queremos Pigmaliones, sino que nos ayudéis a encontrar nuestras propias soluciones.