He estado leyendo algunos informes de la OIT y observo con desconsuelo que mes tras mes como, en tantas cosas, las mujeres con el COVID, en el ámbito laboral, siguen saliendo mucho más perjudicadas. Ya sea porque son madres y con los cierres temporales o parciales de los colegios las mujeres tienen que estar más con sus hijos, ya sea porque los trabajos que más problemas están teniendo estaban siendo mayoritariamente ocupados por mujeres, ya sea porque las mujeres ocupan en su mayor parte trabajos a jornada parcial, ya sea por fas o por nefas, al final, la pandemia se ceba especialmente con las mujeres.

Hace tiempo escribimos una entrada,  que nos permitimos sugeriros que leáis, donde se hablaba de la paradoja que supone para muchas mujeres haberse pasado la vida luchando por conciliar y, al llegar a una edad media y poder conciliar mejor, las empresas ya consideraban a esas mujeres mayores y se prescindía de ellas.

Es como si por una cosa o por la otra el mundo estuviera organizado para que las mujeres sufran siempre las consecuencias más adversas de las cosas que acontecen y especialmente de aquellas que aparecen de forma inesperada.

Aquí quiero hablar como mujer, de edad media, ya con bastante experiencia vivida pero también, espero, que con mucha con vivir y, desde aquí, quiero decir a todas las mujeres a las madres, a las hijas, a las trabajadoras con estudios superiores, a las que tienen menos estudios, a las cualificadas, a las cuidadoras, a todas, que hay gente, hay empresas y empresarios, que sí que nos miran desde nuestra peculiaridad y desde nuestra singularidad. Sí que hay personas, y empresarios que, sin grandes mítines, ni declaraciones grandilocuentes, ni intentando ser cooles, sí que nos apoyan y nos ayudan para que podamos trabajar y cuidar, para que podamos seguir trabajando las que así lo deciden, porque todas sabemos que la independencia económica es la que realmente nos da la independencia vital y eso es muy, muy importante.

El otro día llevamos a mi madre al médico a hacerse unas pruebas y me quedé atónita de la cantidad de gente mayor que hay, y de la cantidad de mujeres que van con esas personas a acompañarlas, hijas cuidadoras, hermanas …, y ese tiempo es necesario porque si no ¿quién va a hacer ese trabajo? Es necesario, porque de ese buen trabajo, de ese trabajo, hecho con cariño, de poder estar con los hijos en casa cuando se tienen que conectar para que les den una clase, o de poder llevar a tus padres a hacerse una prueba en el médico o poder acompañar a tu hermano cuando tiene un problema grave de salud y no quieres que lo sepan tus padres, porque eso les llevaría seguramente a la muerte, se nutre todo y hace que la sociedad, nosotros, que al final conformamos la sociedad, hagamos que todo funcione mejor y de una forma más humana incluso, me atrevería a decir, de una forma más eficiente.

Y de igual manera, ahí está nuestra responsabilidad, nuestro compromiso y dedicación para hacer las cosas de la forma que menos perjudique a aquellos que confían en nosotras y nos dejan el espacio y el tiempo para que podamos cumplir con esas inexcusables obligaciones.

La empatía y la flexibilidad en las relaciones laborales, aunque evidentemente hay que establecer reglas para controlar aquellos que no cumplen con las cosas, supone ponernos en los zapatos de el de al lado y no fomentar los malos ejemplos, que también los hay, de los que hacen un uso abusivo de la mano tendida.

Yo he siempre he creído que no se trata de trabajar menos sino de hacerlo más, racionalmente, de una forma más libre y responsable, y sabiendo lo que tus esperas y lo que esperan de ti. Siendo consciente de que tu incumplimiento puede causar grandes perjuicios a otros.

Esos empresarios, esas empresas que, con compromiso y con verdadera moral, y la mayor parte de las veces con mucho esfuerzo, han pensado realmente en todos, pero especialmente en las mujeres, me atrevo a decir que son las que realmente sobrevivirán. Cuántos ejemplos tenemos en la historia de que, sin la valentía, el trabajo y el esfuerzo de las mujeres muchas, muchísimas cosas importantísimas que han hecho que avancemos, hubieran sido imposibles.