Charlotte no se casó. Vivió con su amiga Margaret Grier, una mujer dulce y tranquila. Se conocieron  en el campus de la Universidad de Toronto. Charlotte trabajaba en el Consejo de Servicios Sociales y Margaret en el tribunal de menores. En 1922, se mudaron a Ottawa, para que Charlotte pudiera avanzar en su carrera política. Esta relación  no fue  conocida públicamente hasta 1999, 24 años después de su muerte, cuando el Archivo Nacional de Canadá publicó algunos de sus documentos personales, incluyendo  cartas íntimas entre ellas y poesías de Charlotte a Margaret.

Los documentos no aclaran de forma definitiva si fue una relación lésbica o si se trató de una amistad íntima y leal entre dos mujeres solteras, un tipo de relación que no era infrecuente en la primera mitad del siglo XX.  Lo que sí mustran sus cartas es que fue una relación satisfactoria y feliz, a pesar de tener personalidades muy distintas.

Su relación fue dramatizada en la obra Molly’s Veil de la dramaturga Sharon Bajer. Esta escritora presenta la relación amorosa de una pareja lesbiana, que lidia con la tensión y dificultades entre vida privada y pública. 

Complejidad y claroscuros

Ideológicamente Charlotte combinaba una conciencia muy fuerte sobre la igualdad y los derechos de la mujer y la infancia, así como una sensibilidad social hacia los desfavorecidos,  con la defensa de las tradiciones de Canadá, y algunos prejuicios y posturas poco abiertas en lo moral.

Como algunas mujeres y hombres de su época, era reticente a facilitar la simplificación de las causas de divorcio. Luchó por la igualdad salarial y de oportunidades para las mujeres, tanto en el sector público como privado, pero criticó a las mujeres casadas que trabajaban fuera del hogar. Y manifestó escasas simpatías por los inmigrantes judíos, armenios y ucranianos.  Lo que en realidad no le convencía eran los cambios en la identidad y  los valores de la sociedad canadiense que, en su opinión, la nueva inmigración impulsaba. De ahí sus simpatías a la inmigración anglófila y sus recelos hacia las demás.

En el congreso celebrado en 1938 en Ottawa para lanzar el Comité Nacional Canadiense para los Refugiados (CNCR) manifestó un aparente antisemitismo, que casi hizo disolver la reunión inaugural. El Congreso Judío Canadiense opina que: “En el curso de la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto, desempeñó un papel decisivo para mantener a los huérfanos judíos fuera de Canadá, debido a su creencia de que por ser inferiores los judíos  no serían buenos inmigrantes“.  Sin embargo, en las  notas de su presentación para aquel congreso, Charlotte proponía plantear al gobierno la creacion de un programa a largo plazo para refugiados  y reflejaba su interés por proteger a todos los que estaban en riesgo, “particularmente los hebreos en el Reich y en Italia“.

La última sufragista

Admirada, criticada, discutida y denominada por algunos “la última sufragista”, hasta 1972 continuó trabajando con  entrega absoluta en sus reformas sociales. En 1967 fue nombrada Oficial de la Orden de Canadá. Murió en Ottawa en 1975. En una placa del ayuntamiento de esa ciudad se dice que fue: “Una controvertida luchadora por las reformas sociales.  Sirvió en el Consejo Canadiense para el Bienestar Infantil (más tarde Consejo Canadiense para el Bienestar Social) y en el Comité de Asuntos Sociales de la Sociedad de Naciones. En 1951,  fue elegida alcaldesa de Ottawa“.

Su famosa cita: “Hagan lo que hagan las mujeres, deben hacerlo dos veces mejor que los hombres para que les parezca la mitad de bueno. Afortunadamente, no nos resulta difícil.” refleja su total convicción en el potencial y capacidad de la mujer para hacer lo que quiera.

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