Francisca de Pedraza nació en Alcalá de Henares a finales del siglo XVI (?) Muy niña se queda huérfana. Pasó su infancia y adolescencia en un convento, educada por las monjas.

En 1612 se casa con Jerónimo de Jaras. Tienen dos hijos. Enseguida empezaron las palizas y humillaciones. La sociedad miraba hacia otro lado y, de algún modo, aceptaba esa dolorosa práctica, bien por considerarla un asunto del ámbito privado, bien porque se asumía la supremacía masculina, bien para que el marido pudiera corregir esos defectos “propios de mujeres”…

Dos años después, huye al convento donde había crecido y vivido en paz. Jerónimo fue a buscarla y, tras prometerle que la trataría bien, consiguió que regresara a casa. Pero los malos tratos continuaron y aumentaron. Incluso le llegó a provocar un aborto en la calle.

Harta de tanto sufrimiento, en lugar de huir, matarlo o incluso suicidarse como hicieron otras mujeres, decidió denunciarlo  y exigir justicia. Y conseguir el divorcio al que podía aspirar en aquella época: tener un domicilio distinto al del marido, y así no tener que sufrir diariamente sus maltratos, y la devolución de la dote.

Denuncias

Primero se presentó ante la justicia civil u ordinaria, en 1619. No le hicieron caso. Alegaron no tener competencias.

El año siguiente denunció su caso ante la justicia eclesiástica, que tenía la competencia sobre este tipo de asuntos. Primero, ante el canónigo de la Colegial de la villa de Alcalá.  Además de testigos, aportó como “documentación” las cicatrices y huellas de malos tratos en su rostro y su cuerpo. El marido fue condenado y en la sentencia lo conminaron para que fuera bueno, honesto y considerado con ella. No hizo caso. Las cosas siguieron igual.

Dos años después, en 1622, Francisca presenta una nueva demanda ante la corte arzobispal. Los testigos ratificaron que seguir conviviendo con su marido ponía en peligro su vida. El vicario general lo condenó de nuevo “(…) Mandamos al dicho Jerónimo de Jaras que de aquí adelante trate a la dicha su mujer con mucho amor, y le dé vida honesta y maridable, y el sustento, vestido y demás necesario, como es obligado, y no le haga semejantes malos tratamientos como los que se dice le ha hecho….”

Una vez más, Jerónimo no hizo caso. Estas sentencias, tan bien intencionadas, no aportaban ninguna solución. Como esposa, tenía que seguir conviviendo con su maltratador.

Francisca no se resignaba. Seguía luchando. Le iba en ello la vida. Ya solo le quedaba pedir ayuda al nuncio del Papa ante los reinos de España. Logró citarse con él y este le otorgó una célula que le permitía llevar su pleito a la jurisdicción que ella quisiera. Francisca eligió la Audiencia Escolástica de la Universidad de Alcalá. Era una institución muy prestigiosa y  cercana a su casa.

Justicia

En la corte de justicia de la Universidad se celebró el pleito de divorcio. Al frente del tribunal estaba Álvaro de Ayala, el primer rector graduado en ambos derechos: canónico y privado. Este hombre justo comprendió su situación y firmó, en 1624, la sentencia de divorcio. Además obligaba al marido a la devolución de la dote y a lo que hoy sería algo equivalente a una orden de alejamiento.   ” ... y prohibimos y mandamos al dicho Jerónimo de Jaras no inquiete ni moleste a la dicha Francisca de Pedraza…por sí ni por sus parientes ni por otra interpósita persona”.

Francisca pudo continuar su vida, de la que no conocemos mucho más. Su historia es considerada un precedente histórico de la actual lucha contra la violencia doméstica. Consiguió justicia, enfrentándose a un mundo de hombres, a través de un Derecho elaborado por hombres.

Premio

En 2016 se creó el “Premio Francisca de Pedraza contra la violencia de género“, creado por la Asociación de Mujeres Progresistas de Alcalá de Henares. El primer premio fue otorgado al ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero. También se concedió, a título póstumo, un diploma de reconocimiento a aquel hombre justo, Álvaro de Ayala, antiguo rector de la Universidad de Alcalá.

En la segunda edicion fueron galardonados la UFAM del Cuerpo Nacional de Policia Nacional y la Subcomisión de Violencia de Género del Consejo General de la Abogacía Española.

La obra “Mujer, madre, esposa, maltratada. El divorcio de Francisca de Pedraza (1614-1624)” del catedrático de Derecho Ignacio Ruiz Rodríguez, descubridor de esta historia, refleja su lucha por conseguir un divorcio justo en pleno siglo XVII.

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