Cuando me miro cada día en el espejo y cuando miro a amigas y conocidas que tienen más o menos mi edad, no veo a una mujer mayor o vieja, veo una mujer con sus defectos y sus virtudes, como me veía cuando era más joven, veo a una mujer con sus alegrías y sus decepciones, como cuando era más joven, veo a una mujer vital, como cuando era más joven, veo a una mujer con muchas cosas por hacer, como cuando era joven. Si yo me veo así y veo así a las mujeres que me rodean, ¿porque los demás nos quieren ver como mujeres mayores o viejas?

El problema no lo tengo yo, no lo tenemos nosotras, lo tienen los otros. Los que consideran que una mujer ya es mayor o vieja a partir de los 50 años, aquellos que cierran las puertas de sus empresas y de sus negocios a las mujeres a partir de esa edad, o incluso antes. Aquellos que no saben o no quieren ver la realidad, porque es una realidad, no nuestra realidad. La realidad es, que sobre todo hoy en día, una mujer a partir de los 50 años está en su plenitud, es joven y, si se cuida, le puede quedar casi media vida por delante. Es una mujer que tiene toda la capacidad intelectual y física para abordar todo lo que se le ponga por delante, es una mujer joven, muy joven todavía. ¿Entonces qué pasa? ¿Quién está viendo una realidad tergiversada?

El tema es más grave y peliagudo de lo que pensamos, porque cuando un hombre tiene 50 años se le mira con más indulgencia, se le ve llama maduro, se le considera pleno de experiencia, interés, conocimientos, se aplaude que se enamore de mujeres mucho más jóvenes, esto se aplaude como lo más natural del mundo, aunque en realidad en el fondo nos parezca antinatural. Es una persona a la que seguir y admirar, porque sigue estando estupendo.

Aunque la situación del mercado laboral en España deje mucho que desear para todos y sobre todo para hombres y mujeres en edades medias, está mucho peor para las mujeres de esa edad. Ellos si están formados y han ocupado cargos relevantes o puestos medios o altos tienen muchas más opciones de ser contratados bajo diferentes fórmulas: como interim managers, o como consultores, o como asesores estratégicos. Pero las mujeres, aunque tengan la misma o incluso una mayor capacidad y experiencia, a ellas no las ven tanto como consultoras estratégicas o interim managers, a ellas sí que las ven mayores para ocupar todo tipo de puestos. Alucinante.

Nos parecen geniales iniciativas del tipo de las tomadas en un Starbucks de México, que ha inaugurado este verano una cafetería con personas que tienen entre 60 y 65 años, pero eso no es la forma idónea. La contratación de personas, y sobre todo de mujeres de esa edad, tiene que ser algo natural, normal. Si hablamos de diversidad a todos los niveles y nos parece lo más moderno del mundo tener plantillas integradas por personas de diversas nacionalidades, orientación sexual, religiosa, ¿porque se queda en papel mojado? ¿porque se hace tan poco al respecto cuando de edad se trata? Y, sobre todo, de edad de mujeres. ¿Porque cuando te presentas a un puesto tienes que rellenar formularios donde tienes que poner tu edad o tu año de nacimiento, quedando así descartada automáticamente?

Adoro los sitios, las empresas, las tiendas, los bares, aunque la verdad son pocos, donde ves gente de diferentes edades trabajando en perfecta armonía y coordinación. Donde se contrata gente sin atender a la edad, donde realmente se hace una gestión de la diversidad, que no se queda en palabras ni en escritos de cumplimiento vacío. Donde, con naturalidad, conviven unos y otros.

Cumplir años no debería ser un hándicap debería ser un motivo de orgullo, porque cada año que sumas a tu vida añades experiencia, añades capacidad, añades plenitud, añades saber mejor lo que quieres, añades saber en qué peleas y en que batallas no te interesa meterte, añades intuición, añades paciencia, añades cultura, añades discernimiento, añades capacidad de pensar en los demás, añades generosidad.

Si añades todo eso y no restas casi nada o, por lo menos, lo que restas es tan poco significativo que su peso es ridículo, ¿porque se empeñan en decirnos que ya somos mayores o viejas para trabajar?, ¿pero esto que es? ¿el mundo al revés?, ¿quiénes han sido los lumbreras que han empezado a decidir que las mujeres a esa edad ya están fuera? ¿quiénes? No creo que sean los inteligentes, los que piensan, los capacitados, los que realmente saben lo que es tener mujeres con esa edad, los que valen, en una palabra.

A mí me da la sensación que se haga lo que se haga, pase lo que pase, las mujeres siempre, de alguna forma pierden, porque nos hemos pasado la vida oyendo como cuando éramos más jóvenes las empresas se agobiaban cuando íbamos a tener hijos y resulta que cuando alcanzamos la madurez y te dices, bueno, ya no tengo que correr tanto para atender a mis hijos porque ya son autosuficientes, ya puedo hacer las cosas con menos agobio, recibes el mensaje de que ya eres mayor.

Nosotras no queremos trabajar en empresas donde te van arrinconando cuando cumples años, y te lanzan el mensaje de que empiezas a quedarte obsoleta, en vez de valorar tu experiencia. Nosotras no queremos trabajar en empresas que desestiman los currículos de gente con más edad. Nosotras no queremos trabajar en empresas que, de una forma directa o indirecta, acaban promocionando a los hombres con experiencia y arrinconando a las mujeres con la misma o mayor experiencia y capacidad, porque parece que las mujeres se tienen que conformar con esto. Nosotras no queremos trabajar en empresas donde no se ve a las mujeres como lo que son. Nosotras no queremos trabajar en empresas que no saben comportarse cuando tienen delante una mujer segura, inteligente y capaz.

Nosotras no queremos trabajar en esas empresas y en esos negocios porque, esos sitios, no nos merecen.