Jane Dormer nació en Ethrop (condado de Buckingham), Inglaterra, en 1538, hija del terrateniente Sir William Dormer y de María de Sidney. Tras la reforma religiosa de Enrique VIII, su padre se mantuvo fiel a la iglesia católica. La familia de su madre, sin embargo, abrazó el protestantismo.

En 1552 fallece su madre y Jane se traslada a vivir con su abuela paterna.  Poco a poco se convierte en una de las mejores amigas de la princesa María, hija de Enrique VIII y Catalina de Aragón, a pesar de que esta era casi 20 años mayor. Jane fue compañera de juegos y amiga del rey Eduardo V,  y posteriormente la dama predilecta de María, ya reina de Inglaterra.

Cuando contaba 16 años, conoce en Londres al embajador de Felipe II, Gómez Suárez de Figueroa de Córdoba, conde de Feria y señor de Zafra. Gómez formaba parte del sequito que llevó el rey a Inglaterra para casarse con María I. El aristócrata se quedó cautivado por su belleza  y ella, a pesar de contar con varios pretendientes ingleses, eligió para casarse al noble español, nombrado I duque de Feria por Felipe II.

Don Gómez era un hombre 20 años mayor que Jane y  según las crónicas: culto,  afable y de acusada personalidad. Cuando no estaba de acuerdo con las decisiones del rey, le mostraba sus puntos de vista contrarios. Además hablaba inglés. En cuanto a su matrimonio, su decisión no agradó a su madre, Catalina Fdez. de Córdoba, que le había elegido otra esposa.

María Tudor, sin embargo,  alentó el matrimonio de su amiga, aunque debido a la juventud de la prometida retrasó la boda. A mediados de noviembre de 1558, ya gravemente enferma, la reina autoriza por fin el enlace, pero no tuvo tiempo de asisitir a los esponsales, que se celebraron en diciembre tras sus funerales.

A pesar de su cargo como embajador español, el duque de Feria decidió no asistir a la coronación de su sucesora, Isabel I, en protesta por el protagonismo de protestantes en la ceremonia real.

En Castilla

En 1559 Jane y Gómez viajan a Castilla, acompañados de un numeroso séquito, formado entre otros por las damas de honor de la fallecida reina María, entre ellas Susan Clarencieux, y por un grupo de religiosos.

El año siguiente nace en Badajoz Lorenzo, futuro II duque de Feria, y en 1565, Pedro, que muere a los tres meses. El matrimonio vive entre Madrid y Zafra (Badajoz), desde donde defienden a los católicos ingleses perseguidos y ayudan a los exiliados. Jane ya no podrá regresar a Inglaterra.

Conocida ya como la duquesa Juana, Jane se adapta a su nuevo país, aprende castellano (entre sus libros de cabecera tenía un manual de lengua española) y se manifiesta como una mujer inteligente y de carácter en su vida privada y pública. En 1571 muere el duque y en su testamento deja a Jane, que en ese momento tiene 34 años, como responsable de la gestión de todas sus propiedades.

Además de la educación de su hijo y la gestión del ducado, Jane mantuvo una interesante correspondencia  con la reina Isabel I de Inglaterra, con los papas de su tiempo (Gregorio XVI, Sixto V, Clemente VIII…) y con numerosas personalidades.

En 1609 sufrió un accidente del que no se recuperó bien. Murió en 1612, atendida por siete sacerdotes. Fue enterrada en el monasterio de Santa Clara de Zafra, actualmente un museo público.

Biografía

Henry Clifford, secretario de Jane durante muchos años, escribió para su pariente lord Charles Dormer su biografía The life of Jane Dormer, duchess of Feria, en la que quiso dejar constancia de que fue una “muy gentil señora y de muy santas costumbres. (…) Era madrugadora y enemiga de la pereza, la vanidad y la adulación. (…) Dedicaba su tiempo a trabajar para los pobres. Lo último que hizo fue coser y hacer bastillas para el hospital. También los ornamentos para el cura y el altar del seminario inglés de Madrid“.

El manuscrito permaneció olvidado en el archivo familiar de Grove Park, hasta que fue publicado por el jesuita Stevenson en 1887.

A Jane se le atribuye haber sido la modelo de uno de los retratos del pintor flamenco Antonio Moro (Utrecht, 1517-Amberes, 1576), un cuadro expuesto en el Museo del Prado.  Moro fue también el autor del retrato de la reina María Tudor,  pintado en 1554.

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