Lorenza Núñez Correa fue una actriz y cantante de ópera, que actuó con gran éxito a principios del siglo XIX en los principales teatros europeos.  Fue reclamada para cantar ante Napoleón y Rossini escribió una ópera para su voz. El cuadro La mujer con abanico, pintado por Goya en 1803 (?) y conservado en el Museo del Louvre, es posiblemente un retrato de ella.

Nació en Málaga en 1773. Sus padres, Petronila Morales y Roque Núñez, eran también cómicos. Y lo mismo su padrino, el actor José Correa.  Tuvo tres hermanas, Laureana, Petronila y Manuela María Isabel,  que también se  dedicaron al teatro. Vivió su infancia en Málaga y luego se trasladó a Madrid. A los doce años empezó a actuar como tonadillera, pero como contaba con una bellísima voz y además lo de tonadillera no gozaba de excesivo prestigio, poco a poco se lanzó a interpretar óperas italianas,  en Málaga, Madrid, Barcelona…

Cantante de ópera

En la crónica aparecida en el periódico cortesano El Correo, el sábado 16 de junio de 1787, se afirma que  actuaba en el Coliseo de Los Caños del Peral, en Madrid  (actualmente  el Teatro Real, junto a la plaza de Oriente).   Su director era el famoso maestro Ronzi, con el que perfeccionó su dicción italiana. Esto le facilitó que los autores italianos del momento pensaran en ella para representar sus óperas. Gioacchino Rossini, gran admirador suyo, escribió para ella la ópera Aureliano in Palmira.  Hay constancia de que en 1788 cantó en Barcelona. Y en febrero y marzo de 1792 aparece mencionada en la prensa, junto a sus hermanas Laureana y Petronila.

Cuanto contaba 17 años,  se casó con el tenor malagueño Manuel García Parra.  Aunque era el primer galán de la compañía de Eusebio Ribera y aunque contaba con el aplauso del público, era un intérprete sin demasiado talento.

Recitales ante Napoleón

En 1803, la pareja viajó a Italia. Allí  Lorenza estudió con Carlo Marinelli. El año siguiente viajaron a París.  En esta ciudad su éxito fue tan grande, que fue contratada para cantar ante Napoleón  y  su triunfo fue tal que repitió su actuación durante 17 noches. Posteriormente el matrimonio se trasladó  a Italia, a todos los teatros donde a Lorenza le ofrecían trabajo.  Con el nombre artístico, y ya definitivo, de Lorenza Correa, actuó en varias localidades, entre ellas Brescia. En 1805 cantó en el Teatro Regio de Turín con la ópera Sofonisba de Vincenzo Federici.

En La Scala 

Continuó su carrera musical en numerosos teatros europeos, principalmente italianos,  hasta que, partir de 1811, se centra en La Scala de Milán, en cuyo escenario fue una intérprete frecuente:  óperas Tamerlano de Simone Mayr (1813); estreno mundial de  I Pretendenti delusi de Giuseppe Mosca (1811);  Palmira de Ernesto y Pietro Carlo Guglielmi (1813);  Aurelio en Palmira de Rossini, escrita para ella  y en la que interpretó el papel de Zenobia (1813);  Le due duchesse de Simone Mayr (1814); Chiarina de Giuseppe Farinelli (1816); óperas de Pietro Carlo Guglielmi…

Muy famosa en Europa, en 1811 fue invitada al Teatro del Odéon de París, pero esta vez no cosechó el mismo éxito.  A los 45 años, regresó a España. En 1821 estrenó en el Teatro del Príncipe de Madrid El barbero de Sevilla de Rossini.  Su sueldo era de 60 reales, el más elevado que se había pagado hasta entonces.  Los años siguientes dio varios conciertos en Génova.

En 1831 regresó definitivamente a España. A pesar de haber sido muy popular y admirada, su exitosa carrera no le aseguró económicamente la vejez. Pidió al rey una pensión de jubilación,  que le fue aceptada.  Esta solicitud es la última noticia que se conserva de ella.  Se cree que murió en Italia pocos años después.

Lorenza era una mujer muy exuberante y de pequeña estatura. Con los años, se volvió gruesa, pero  conservó hasta el final una voz dulce, rica y potente, que la situó entre las primeras cantantes europeas de la época. Mantuvo una larga amistad con la cómica malagueña Rita Luna (Rita Alfonso García), la gran actriz española del siglo XVIII, rival de la Tirana y retratada también por Goya.

De sus tres hermanas, todas ellas cómicas, Manuela fue la que más destacó como cantante y actriz. Y lo hizo   en los escenarios madrileños de la Cruzel Príncipe y los Caños del Peral.

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