La felicidad ciertamente es efímera y, todos lo sabemos,  es imposible  o muy difícil ser feliz siempre o casi siempre. Más bien pasamos por momentos, a veces minutos, de felicidad, otros de tristeza y muchos otros, la mayoría, en un estado en el que  no  somos felices ni tampoco  infelices. Se trata de una situación de calma chicha,  de duermevela, que al final es lo que nos mantiene con cierto equilibrio.

A diario escucho cómo se nos llena de la boca con  expresiones del tipo:  Yo lo que quiero es ser feliz, que lo que haga le haga feliz, que trabaje en cosas con las que sienta feliz, que lo importante es ser feliz…  Y me pregunto ¿será verdad que hay gente en un estado permanente o semipermanente de felicidad? ¿o es una pose? ¿Un deseo imposible que fingen haber alcanzado? Algo así como la búsqueda del arca perdida. Desde mi experiencia, y no solo la mía sino la obtenida de la observación de la gente con la que me cruzo, que me rodea o la que conozco,  nadie es permanente o casi siempre feliz.  Pero eso sí, se empeñan en decir esas cosas como si con ello consiguieran que fuera verdad.

En mi mente, todo tiene sus pros y sus contras, el riesgo y la ventura, lo bueno y lo malo, lo que coges y lo que dejas… Por eso me resulta imposible aceptar eso de la felicidad como algo casi permanente y constante.  Como ya he comentado, soy una persona que sistemáticamente me planteo muchas cosas. Aun así, me decía: –bueno, aunque no lo parezco,  como soy un poco pesimista, debe ser por eso que me resulta tan difícil eso de ser feliz así, a tutiplén.  Sí creo que hay personas con la capacidad de disfrutar más de ciertos momentos o que agradecen más lo mucho o lo poco que tienen y eso quizá les hace un poco más felices;  en una palabra, que ven o deciden ver el vaso medio lleno, en lugar de medio vacío. Pero eso es lo máximo que yo observo.

Cual será mi sorpresa cuando navegando hace poco por Internet me encuentro con un artículo que sugiere que dejemos de tratar de ser felices, porque ¡no estamos diseñados para ello!   Lo empecé a leer con avidez y me di cuenta de que, según mi opinión, estaba en lo cierto y que el estado sostenido de felicidad es una meta teórica y elusiva, una construcción humana, una idea abstracta que no tiene ninguna base biológica.

Los humanos no estamos diseñados para ser felices continuamente, sino para sobrevivir y reproducirnos como cualquier criatura del mundo animal.   En esa frase encontré la clave para otra observación: La supervivencia por encima de todo y la perpetuación a través de la reproducción. Esto explica que se lleve, sobre todo el tema de la supervivencia, a extremos inimaginables. Y no estoy hablando de la supervivencia puramente física, que eso es natural, sino la de mantenerse a toda costa ¿os suena?   En fin no voy nuevamente a entrar en estos derroteros.

Y fijaos lo que explica el mismo artículo textualmente: La naturaleza desalienta el estado de satisfacción, porque bajaría la guardia contra posibles amenazas a nuestra supervivencia. En esta aseveración he encontrado otra clave de la vida actual. Se hace tanto hincapié en esa teórica satisfacción que tenemos que tener cuando nos dan algo, aunque no lo merezcamos, que logran casi alienarnos. Todo un reto.

Y después de hablar de otras cosas concluye: “todas las estrategias que se nos presentan para encontrar esa felicidad solo tratan en realidad de encontrar un remedio a nuestra inhabilidad innata de disfrutar de la vida de forma consistente. Por eso debemos consolarnos con el conocimiento de que la infelicidad no es culpa nuestra.  Es culpa de nuestro diseño natural. Está en nuestros genes

Vamos, que genéticamente casi estamos diseñados para lo contrario. Por eso lo que nos hace personas es cierta infelicidad, no la felicidad. Lo que nos hace humanos es eso, lo contrario de lo que estamos siempre buscando.

Este artículo y todo este tema ha levantado en mí, muchas preguntas. Pero la final, con la que quiero rematar esta entrada es “¿no será que esa búsqueda sistemática y creencia de que somos felices haciendo lo que nos da la real gana en cada momento es lo que nos está quitando nuestra verdadera condición humana? ¿o es que quizá hay gente interesada en cada vez seamos menos humanos, en el sentido real de la palabra, y no para pasar a ser divinos, que  sería fabuloso, sino para pasar a ser mucho más manejables y manipulables?  Empiezo a creer que sí.