Hace ya más de dos años que nos embarcamos en la aventura de la creación de esta revista y, aunque vamos ganando lectores, no es fácil conseguir unos números que nos hagan sentir que subimos escalones. Y no es por ganas, la cuestión es que es difícil competir con la inmensa oferta de ocio de todo tipo que supone Internet.

Unos días atrás, debatiendo sobre qué podíamos hacer para despertar mayor interés y llegar a más personas, a una de nosotras se le ocurrió la idea de crear una especie de consultorio. “Así sí que daríamos nuestra visión del mundo sobre temas que realmente le interesan a la gente” explicó. Como si de una premonición se tratara, al cabo de unos días recibo en mi whatsapp el siguiente mensaje de una amiga que vive en una tranquila ciudad del norte de España:

“Yo quería un tema para vuestro blog: Una chica a punto de terminar dos carreras, de notazas, idiomas, hipermaja que ya tenía asumido que su futuro estaría en Madrid, por ejemplo, ayer me cuenta sus dudas. Que en realidad no sabe si quiere esa vida encaminada a puestazo, responsabilidad, ajetreo… en fin. ¿Qué le aconsejaríais a una joven así, simpática, con ganas de vivir y que, en cierto modo, duda de si no se estará esforzando tantísimo para llegar a un lugar en el que no sabe si desea vivir?”

¡Nuestra primera consulta para nuestro “consultorio online”! A mi amiga le respondí que por supuesto le íbamos a dar nuestra visión. Y en esas estoy.

No es fácil ni siempre acertado aconsejar a ciegas. De hecho, llevo días pensando en el tema y en la respuesta. No me gustaría dar respuestas que nada tengan que ver con las motivaciones de esta chica. Aun así, lo primero que le diría es que, si esas dudas que siente tienen algo que ver con pensar que puede no estar a la altura: ¡NO¡ ¿Por qué las mujeres siempre nos exigimos tanto y nos valoramos tan poco? Hace poco leía que la mayoría de las mujeres sólo responden a las ofertas de empleo en las que cumplen con todos los requisitos mientras que los hombres responden a partir de un 50% de cumplimiento.

De todas formas, yo no abordaría un posible movimiento a Madrid o a la ciudad que sea, pensando en puestazos, responsabilidades, etc. Es demasiado pronto para que piense en ello; no creo que aún se lo hayan planteado. Sí me plantearía qué es lo quiero hacer con mi vida: ¿quiero dedicarme a investigar, a desarrollar algo nuevo, a seguir formándome, a trabajar en una empresa grande, a…?  A una chica que ha tenido tan buenos resultados académicos, seguro que le gusta lo que ha estudiado y supongo que le gustará seguir  desarrollándolo. Quizá, para continuar en ello, no tenga que alejarse de su entorno.  Y si tiene que irse, tampoco pasa nada.  Cada vez las distancias son menores y cada vez es mayor la flexibilidad laboral.

Personalmente, creo que es muy importante que te guste y te interese tu trabajo,  porque, al fin y al cabo, le dedicas la mitad de tu vida. Desde luego, la primera elección es importante pero, a lo largo de la vida laboral, se van tomando decisiones que determinarán tu trayectoria. Es importante que nuestra amiga vaya paso a paso, decidiendo en cada momento, pero que no tome aún decisiones ante situaciones que no le han llegado. Ahondando en esto, le diría que no diga que “no” a algo que no ha vivido  sobre lo que no tiene experiencia. La mayor parte de la gente interesante afirma que “no se arrepiente de lo que ha hecho, sino de lo que no ha hecho“.

En más de una ocasión hemos comentado que hemos trabajado muchos años en una gran empresa, una multinacional, y esto nos ha permitido no sólo seguir formándonos en nuestros campos sino poder movernos a otras áreas donde aprender cosas totalmente distintas e incluso descubrir que realmente nos gusta hacer algo muy diferente a lo que inicialmente pensábamos. Porque es difícil, cuando terminas tus estudios, cuando aún eres muy joven, tener muy claro a qué te quieres dedicar. Así que es positivo que no cierre puertas, que vaya experimentando, eligiendo y descartando.

Yo también vengo de una ciudad pequeña del norte de España y tengo muchos familiares y amigos que han decidido renunciar a una carrera profesional fuera por no moverse de allí. Que conste que a casi todos ellos creo que les ha compensado quedarse, pero en mi caso concreto (tuve la oportunidad de quedarme allí pero decidí moverme a Madrid) no me hubiera gustado que, al pasar los años, me viniera a la cabeza la pregunta: ¿qué hubiera sido de mi vida si lo hubiera intentado?

No creo que fuera sea más verde ni mejor el campo y considero que en tu lugar de origen, sea grande o pequeño,  puedes tener una vida plena y feliz.   Pero, aun así: ¡vete a por todas!, donde vives o en otro lugar.  Y si una vez has llegado te das cuenta que eso no te hace feliz, vuelve a la vida o a la ciudad que ya conoces.  Eso no sería cometer un error, sino aprender de tu propia experiencia, para construir la vida que es mejor para ti.