En mi entrada anterior os conté todas las compras y gestiones que hice antes del comienzo del viaje. En esta nueva entrada no pretendo contaros todo lo que hicimos allí, sino de nuevo aquello que creo que puede ser útil a algún futuro viajero.

Conducir en Estados Unidos

Como ya os conté, unos meses antes del viaje alquilamos un coche para movernos por EEUU. La experiencia fue estupenda pero hay cosas que conviene saber si tenéis pensado hacer lo mismo. Lo primero de todo, y aunque no tiene remedio, es que en USA los atascos son impresionantes. ¡¡Hay muchísimos coches!! Aunque la mayor parte de las carreteras por las que circulamos tenían cuatro carriles en cada sentido, muchas veces no eran capaces de absorber el volumen de tráfico. Además éste era independiente de la hora; nos encontramos atascos a horas bastante intempestivas. Y es que la gasolina es, comparativamente hablando, muy barata. Para que os hagáis una idea, un galón, que es la unidad de medida que se usa en las gasolineras que equivale a 3,78 litros, cuesta 2,92$, es decir, el litro de gasolina cuesta 0,7€ mientras que en España cuesta 1,3€.

Antes de viajar, mucha gente, incluida mi madre, nos alertó sobre los límites de velocidad. “En EEUU se conduce mucho más despacio que en España porque los límites son inferiores que aquí y además a la mínima te multan” nos decían. En la mayor parte de las carreteras el límite es de 65 millas/hora que equivale a 105 km/h. Pues bien, cuando no había atasco, solíamos circular a 70 millas/hora y ¡¡nos adelantaban hasta los camiones!! Esa es otra, adelantan por la izquierda y por la derecha y encima no usan los intermitentes. Eso sí, no vimos ni a un solo policía poniendo multas a los miles de infractores que circulan por allí.

De compras

Otro tema por el que me han preguntado recurrentemente es sobre las compras. Cuando viajamos de Boston a Washington paramos en el outlet Woodbury Common. En Internet había leído que era de los mejores y que merecía la pena ir de compras allí, de hecho son muy comunes las excursiones a Woodbury Common desde Nueva York ya que está a unos 70km al norte de Manhattan. Como nosotros teníamos coche e íbamos a pasar cerca, el plan era perfecto.

Woodbury Common es como Las Rozas Village multiplicado por cuatro, con más de 200 tiendas, muchas de ellas tan exclusivas como Balenciaga, Jimmy Choo, Dior,… por lo que aun con descuentos del 30-40%, seguían siendo carísimas. Evidentemente nuestro interés, en especial el de mis hijas, era comprar ropa y calzado americano a buen precio, en concreto: Converse, Vans, Levis, Gap, Tommy Hilfiger, Polo Ralph Lauren,… y la verdad es que salvo en la tienda de Levis, en la que había una promoción por la que compramos 4 pantalones por 116$, y en Vans, con una promoción del 50% de descuento en el segundo par, en el resto no encontramos los chollos que esperábamos, en especial en Converse. Quizá llevábamos unas expectativas muy altas pues a mis hijas les habían dicho que podían encontrar Converse por 30$…

Sí merecieron la pena las compras en los almacenes Century XXI que están en la Zona Cero en Manhattan. En estos almacenes encontramos auténticas gangas en ropa de hombre de Tommy Hilfiger. Otra tienda de Manhattan que tiene descuentos interesantes es Burlington en Union Square (no compramos nada porque no teníamos tiempo para revolver pero si lo hubiéramos tenido, seguro que algo hubiera caído). Por supuesto que merece la pena visitar los famosos almacenes Macy’s en Herald Square que ostentan el honor de ser los más grandes del mundo. Lo que más nos sorprendió fueron las escaleras mecánicas de madera, de principios del siglo XX, que aún están en funcionamiento. Aunque no es un outlet como tal, se pueden encontrar ofertas. En nuestra visita había una especie de mercadillo de calzado con auténticos chollos.

Uno de mis objetivos en Nueva York era comprar un suplemento alimenticio que tomo a diario de la marca Solgar. En EE.UU. las vitaminas y los suplementos alimenticios son mucho más baratos que en España. Sin embargo no fui capaz de encontrarlo en ninguna de las tiendas que me recomendaron (Walgreens y CVS) así que lo que hice fue pedirlo en Amazon USA (amazom.com) poniendo como dirección de envío la de nuestro hotel de Nueva York. Además me di de alta en el mes de prueba de Amazon Prime en amazon.com y el envío me llegó en un día y ¡gratis! Debería haberme traído un cargamento porque cada frasco me costó 16$ (frente a los 32€ que me cuesta en España) pero me aconsejaron que no trajera más de dos frascos en cada maleta.

Una tienda que aconsejo visitar en Nueva York es la de Victoria Secret en la 5th Avenue. No tanto porque la tienda es bonita, que lo es, o porque tiene cosas preciosas, que las tiene, sino porque en la última planta tiene los mejores baños de Nueva York. Además de muy bonitos y, por supuesto, limpios, hay una zona de tocador en la que puedes probarte todas las colonias y perfumes de la marca. Evidentemente no consiste en ir expresamente a la tienda para ir al baño, pero como seguro que en algún momento te pilla paseando por la zona, es un lugar para tener en cuenta.

De todas formas, hablando de baños, un guía nos contó que en Nueva York, por decreto municipal, si un turista quiere ir al baño, puede entrar en cualquier hotel, incluido el Plaza, y no pueden negarle el acceso. A pesar de ello, en muchas cafeterías y restaurantes había mensajes de “for customers only”.

Restauración

En cuanto a la restauración, os podéis imaginar que nos alimentamos a base de hamburguesas, pasta, pizza, comida mexicana y comida china. Una cosa que me llamó la atención es que en casi todos los restaurantes, nada más sentarnos, nos traían grandes vasos de agua con hielo. Aunque luego te traían la carta de bebidas, no pasaba nada si solo consumías el agua de cortesía. Menos mal, porque el precio del vino era astronómico. Así pues, aunque nuestra alimentación fue un poco deficiente, compensamos con el escaso consumo de alcohol. Y lo de las famosas propinas lo tienen más que resuelto, en todos los restaurantes y cafeterías la cuenta incluía las distintas opciones de propina (15%, 18% y 20%) de forma que solo tuvieras que indicar la cantidad que querías pagar. Solo en uno de los restaurantes en que estuvimos (y estuvimos en unos cuantos), el servicio de mesa estaba incluido en el precio.