De nuevo estamos en periodo electoral y otra vez los grupos de whatsapp y Facebook se llenan de noticias alarmantes y desprestigiadoras sobre un candidato u otro, sobre un partido político u otro.

Impulsadas por el sesgo de confirmación

Como ya comentamos en una entrada anterior, no solo compartimos más lo que nos gusta, sino que, por afinidad, somos menos críticos y neutrales con esos contenidos. El sesgo de confirmación hace que demos por válido y nos atraiga cualquier titular que cuadre con nuestra visión del mundo, con nuestras ideas previas, mientras que rechazamos los que la contradicen, racionalizando a posteriori esa reacción casi visceral. Esta actitud propicia la aparición y difusión masiva de noticias falsas, conocidas como “fake news”.

Tal y como las define Wikipedia, las “fake news” son un tipo de bulo, que consiste en un contenido seudoperiodístico, con informaciones falsas o medias verdades,  difundido a través de portales de noticias, prensa escrita, radio, televisión y redes sociales y cuyo objetivo es la desinformación. Funcionan como un sistema de propaganda y contrapropaganda, para manipular la opinión de las personas.

El problema es que el estilo y la estética de las “fake news” son muy similares a los de las noticias serias, por lo que puede ser difícil detectarlas. Sin embargo, hay algo que tienen en común y es que suelen causar un gran impacto, de sorpresa o rechazo, porque apelan a nuestras emociones o convicciones. Y, una vez que nos han impactado, lo inmediato es compartirlas en las redes sociales.

El tema es muy preocupante y de tal calado, que muchos medios de los considerados “serios”  y  de mayor prestigio aseguran que Donald Trump llegó a la presidencia de los Estados Unidos gracias a las “fake news” que se propagaron como la pólvora en las redes sociales durante la campaña electoral. Las más conocidas son que el Papa Francisco pidió a los norteamericanos votar por Donald Trump o que WikiLeaks confirmó que Hillary Clinton le vendió armas al ISIS. Todo mentira.

Manipular a la opinión pública

La difusión de “fake news” con el fin de manipular la opinión pública se ha convertido en un problema de primer orden en todo el mundo. Por ello, los responsables de las redes sociales más populares están revisando sus algoritmos y aplicaciones para intentar minimizar la propagación de este tipo de noticias.

Whatsapp por ejemplo, ha comenzado a usar la etiqueta “Reenviado” para identificar aquellos mensajes que no han sido creados por la persona que los envió. Además, cuando un mensaje se reenvía de usuario a usuario más de cinco veces, esto se indica con un icono de una flecha doble.

Corroborar la veracidad

En todo caso, antes de compartir una noticia o una información que has recibido de dudosa procedencia o de dudosa veracidad, por más que confirme tus creencias preestablecidas (sesgo de confirmación), sería deseable que corroboraras su veracidad, consultando en sitios web de noticias confiables. Cuando una noticia se publica en diversos sitios de confianza, hay muchas probabilidades de que sea cierta.

Otra buena práctica es consultar las páginas web verificadoras de hechos o Fact-checking, que son una herramienta del periodismo de investigación, que permite confirmar o descartar determinadas informaciones. Os recomiendo Maldita.es. Tiene un número: +34 655 19 85 38 para que, directamente desde Whatsapp, les envíes las noticias dudosas que te lleguen y ellos se encargan de verificarlas. Desde su página web, también puedes descargarte su extensión para Chrome o Firefox que te alerta cuando entras en un sitio web poco fiable o satírico (por si no sabes que la página es de humor), y te informa de cuántas noticias de ese medio han desmentido ya. Además, si mientras navegas pinchas en una noticia falsa que ya ha sido desmentida, te avisa mediante una alerta.