Hace un par de años la empresa para la que llevo trabajando toda mi vida laboral lanzó un “claim” interno que me pareció el mejor de todos los lanzados hasta entonces: “Acercamos la tecnología a todos nuestros clientes”.  Pero,  a pesar de nuestro compromiso con este objetivo, no tengo claro si realmente estamos consiguiendo lo que nos propusimos. Es verdad que el cliente se está convirtiendo, cada vez más, en el centro de todas las decisiones y eso hace que “la experiencia del cliente” en todas sus relaciones con nuestra empresa y nuestros productos se considere de máxima prioridad.

 

¿Para quien se diseñan los nuevos productos? En general para personas habituadas al uso de las nuevas tecnologías. Visto así es una pena, porque muchas veces las nuevas tecnologías cubren necesidades prioritarias de aquellos que no son capaces de usarlas o no se sienten cómodos con ellas porque las perciben complejas. Cuántas veces hemos visto a personas mayores “luchando” con el mando a distancia de la TV o con botones demasiado juntos para sus dedos.

Pero no sólo las personas mayores tienen problemas para usar las nuevas tecnologías. La mayoría de nosotras tenemos telefónos inteligentes, smartphones, que sólo usamos para llamar o recibir llamadas o mandar y leer mensajes de Whatsapp, cuando lo cierto es que son casi pequeños ordenadores de bolsillo. Tienen muchas más  capacidades.

 

Este es el objetivo que inspira esta sección: tratar de acercar -con mucha ilusión- la tecnología a nuestras lectoras. Desde aquí trataré de resolver las dudas que me planteéis y daré consejos y sugerencias de uso. Por supuesto que cualquier aportación será más que bienvenida. La suma, salvo en matemáticas, siempre es mayor que las partes.

Confío en que resulte de vuestro interés y que, entre todas, construyamos esta sección.